El hormigón o
cemento armado es un material compuesto que, habitualmente, se utiliza en todo
tipo de construcciones gracias a que es sumamente versátil.
Está formado por un
aglomerante al que, después, se le añaden fragmentos o partículas de un
agregado determinado, de agua y de ciertos aditivos específicos. Dicho
aglomerado suele ser cemento y, en concreto, cemento Portland ya que, al
mezclarse con el agua, genera una reacción de hidratación.
Por su parte, en la mayoría de ocasiones, las partículas de agregados suelen ser de arena, grava, gravilla o, en general, cualquier tipo de árido. Hay que destacar que existen otros tipos de hormigón que no utilizan cemento como conglomerante sino que, por contra, emplean el betún. Es el caso de, por ejemplo, el hormigón asfáltico utilizado para la construcción de las carreteras.
Por su parte, en la mayoría de ocasiones, las partículas de agregados suelen ser de arena, grava, gravilla o, en general, cualquier tipo de árido. Hay que destacar que existen otros tipos de hormigón que no utilizan cemento como conglomerante sino que, por contra, emplean el betún. Es el caso de, por ejemplo, el hormigón asfáltico utilizado para la construcción de las carreteras.
El hormigón destaca,
principalmente, por ser muy moldeable y por poseer unas
excelentes propiedades adherentes. Además, en pocas horas fragua y se
endurece, algo que le confiere una consistencia similar a la de las
piedras. De hecho, esta es la razón por la que su uso está tan extendido en el
mundo de la construcción. Asimismo, en algunos casos se añaden aditivos que
aportan color, que aceleran o retrasan el fraguado, aportan impermeabilidad,
etc.
Hormigón Armado